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Dr. Luís Oquendo, un educador y luchador insular

Junto al Dr. Alejandro Fuenmayor, el Dr. Luis Oquendo se constituyo en uno de los más importantes escritores didácticos del occidente venezolano. Nuestras antiguas escuelas federales de educación primaria, tuvieron entre sus textos principales de estudio el Tratado de Aritmética de este insigne educador y luchador, nacido en Isla de Toas en 1902, localidad donde dirigió la escuela de primeras letras junto a su hermano Joaquín Oquendo. Al ocupar los escaños del Cabildo marense y el Parlamento zuliano, el Dr. Oquendo levanto su voz de protesta por la poca equidad en la retribución y distribución de los recursos provenientes de la explotación de las canteras isleñas y por la falta de atención por parte de administración municipal marense. Al mismo tiempo inicio una de las más arduas querellas de esta población lacustre: su separación político-administrativa del distrito Mara, convirtiéndose de esta forma en el precursor del movimiento autonómico insular. En 1931 deja su pueblo para cursar estudios superiores en la Universidad de los Andes, donde recibe en 1936 el titulo de Doctor en Ciencias Políticas. A su regreso pasa a ocupar la Dirección de Política y la Secretaria de Gobierno del Estado Zulia y posteriormente la Procuraduría del Estado Falcón. Igualmente fue Director de Cooperativas del Ministerio del Trabajo y Presidente del Comité organizador de la 1era Convención del Centro de Acción Cooperativa en Caracas. Con su prematura muerte acaecida en el año 1947, Isla de Toas pierde al más arduo de sus defensores, pero por más de medio siglo su ideario unió en una sola lid y en un solo sentimiento al pueblo isleño hasta lograr la creación del Municipio Almirante Padilla. Mas hoy la situación que afronta esta entidad enclavada en el corazón de nuestra cuenca lacustre, podría definirse igual a como el Dr. Luís Oquendo lo hiciera en el cabildo marense en 1924, es decir, como “Vasalla de su propia explotación y desgracia”.

Pbro. Francisco Sánchez Carracedo

Con el estallido de la guerra civil española y después de formarse en el Seminario Carmelitano de Córdoba (España), el Monasterio de Bahía (Brasil), el Convento Carmelitano de Madrid la Universidad de dicha ciudad, la Biblioteca y Archivo Histórico Nacional de España, el Pbro. Francisco Sánchez Carracedo arriba a tierras venezolanas donde fue destinado en el año 1966 a la Parroquia Ntra. Sra. De Lourdes de Isla de Toas. Paralelamente a su actividad apostólica de más de tres décadas, en la que realiza la reconstrucción del templo de Ntra. Sra. De Lourdes y sus imágenes sagradas con su propio peculio, este sacerdote se convierte en uno de los más arduos defensores del pueblo isleño. Sus convicciones desataron desde el púlpito y las calles de Isla de Toas las más encendidas polémicas. Fue su voz en miles de ocasiones la que exigió atención y equidad al gobierno regional y al “Corrupto y negligente cabildo del Distrito Mara”, convirtiéndose en además, en uno de los tantos forjadores del proceso pro-autonómico insular iniciado por el Dr. Oquendo en el 1928. La cultura y el arte tuvieron en él al más digno representante en esa región lacustre. Su prolifera actividad como escritor le convirtió en miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, Comendador de la Orden de Alfonso X el Sabio, de la orden de Isabel la Católica y de la Cruz de San Raimundo de Peñafort; así recibió la orden Cacique Nigale de la Municipalidad Insular que le declaro “Hijo Adoptivo” y que después, con el mas acervo dolor, le brindó sus parajes de playas y palmeras como morada eterna, mientras de los labios de sus nativos se dejaba oír esa sentida exclamación con la que ensalzó su gentilicio, su himno a la región insular.

Genocidio Indígena

Es con la llegada de los conquistadores que se inicio el proceso de reducción de la población autóctona que poblaba la cuenca del lago de Maracaibo. Desde la prisión del gran jefe Canoabo por parte de Alonso de Ojeda hasta la exterminación de los zaparas y quiriquires en 1581, entre las autoridades de Rió Hacha y Maracaibo las hazañas de Nigale, Mara, Yaurepara y otros tantos lideres naturales no pudieron con la arremetida del conquistador el cual perfecciono sus armas durante siglos para matar a seres humanos.

Entre 1580 1650 muchos grupos habían desaparecido por las acciones genocidas. Algunos se replegaron a las serranías y otros morían por las pestes y enfermedades en su retirada. Los zaparas, aliles, eneales, aratomos, cosinas y guajiros fueron reducidos después de varias sublevaciones y ataques en Maracaibo y otras poblaciones los wayuu, resistieron y se replegaron en la península para continuar con la lucha por su autonomía.

Nectario Maria (1977), afirma que los parautes, zaparas, eneales y quiriquires fueron exterminados por orden de Juan Pacheco Maldonado, sus jefes apresados y asesinados entre ellos Nigale y Tolennigastes asi como Mataguelo y Camiseto. Sus canoas confiscadas, quemaron sus rancherías, talaron sus labranzas y la persecución se extendió a demás grupos cercanos y lejanos de Maracaibo. Los conquistadores fundaron nuevas poblaciones para continuar persiguiendo a los nativos, tal es el caso de Sinamaica, fundada por Real Cédula en 1774, como la Villa de San Bartolomé de Sinamaica para someter a los guajiros a travez de un batallón militar permanente.

Los descendientes de los primeros pobladores de nuestro estado Zulia, hoy se mantienen y siguen luchando por el reconocimiento de sus derechos y por su reafirmación étnica.

El fin de la insurrección aborigen en la cuenca del Lago De Maracaibo tras la muerte de Nigale y sus repercusiones

Junto al Cacique Nigale, los Zaparas son literalmente aniquilados por los españoles. Apenas unos pocos lograron salvarse huyendo a lugares remotos. El resto de las tribus, especialmente los Añú: Aliles y Toas, al considerar lo sucedido con su líder Nigale y la Tribu Zapara, pertenecieron temerosos, en espera de los acontecimientos que podrían suscitarse en sus pueblos, lo que efectivamente aconteció ya que Pacheco Maldonado los atacó, quemo sus casas, talo sus labranzas, le arrebato sus canoas y mato a más de setenta indígenas Aliles e hizo a los demás prisioneros.

Igualmente suerte corrieron los indígenas de las tribus del sur: Parautes, Misoas y Quiriquires fueron exterminados o reducidos a prisión.

Es bueno acotar que en la Capitanía General de Venezuela jamás había ocurrido triunfo con las repercusiones de la obtenida por el Capitán Juan Pacheco Maldonado sobre Nigale y las tribus de la cuenca del Lago de Maracaibo. Además del Gobernador y Capitán General Sancho Alquiza, el propio Rey de España por carta de Fecha 23 de mayo de 1608 felicitó a Pacheco Maldonado y le agradeció sus servicios a la Real Corona por el allanamiento de los rebeldes que impedían la navegación en el Lago de Maracaibo. También el Cabildo de Nueva Zamora le agradeció el sometimiento y exterminio del cacique Nigale y los Zaparas, lo que permitiría finalmente a los españoles el alzamiento de la ciudad, sus comunicaciones y comercio, consolidándose la ocupación europea en la cuenca del Lago de Maracaibo en base al etnocidio, el despojo de los espacios ancestrales y la esclavitud de los grupos indígenas

La Captura, prisión y muerte de Nigale en 1607

Sobre los hechos que conllevaron a la captura del cacique Nigale y el sometimiento de los Zaparas se registran dos versiones historiográficas. La primera de estas dos versiones es del Hno. Nectario Maria quien en base a documentos del archivo general de indias refiere que fingiéndose amigo, el Capitán Juan Pacheco Maldonado, desembarco en la isla de Zapara desarmado a la vista de los propios indios, mientras del lado opuesto resguardada en los manglares saltaba a tierra la otra parte de la expedición bien provista de armas y pertrechos. Al desconocer esto, los fieros Zaparas dejaron descender a tierra a Pacheco Maldonado junto a un grupo de hombres desarmados creyendo que harían luego de ellos lo que se les antojara, pero unidos estos rápidamente cayeron todos sobre los indígenas, y tanto Nigale como el resto de su gente fueron apresados o muertos, algunos lograron escapar con mujeres y niños hacia el pueblo y laguna de Oribono, al que los Zaparas llamaban “Maticora”, pero el Capitán Juan Garcio Montero, de la expedición de Pacheco Maldonado, capturo allí siendo todos reducidos a prisión.

La segunda versión en torno al encuentro de Pacheco Maldonado y Nigale y los hechos que conllevaron a su captura, prisión y muerte junto a los Zaparas. Es de Fray Pedro Simón, quien en sus Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales, refiere que en las cercanías de la barra de Maracaibo, salieron al encuentro de la expedición de Juan Pacheco Maldonado una canoa con dos indios, y uno pregunto con voz atrevida que quienes eran y donde iban, al que el Capitán Pacheco respondió que quien era el que se lo preguntaba. El indio le respondió: yo soy Nigale. El Capitán le dijo: llegaste acá, que me alegro mucho de encontrarte, porque yo soy Juan Pacheco, y sabes que tengo obligación de quererte bien; esto dijo porque Nigale había sido paje de su padre el Capitán Alonso Pacheco. Nigale respondió en lengua castellana: pues si me quieres bien ¿por qué me vienes a hacer la guerra a mi y a mi gente con esos soldados? A esto respondió el Capitán Pacheco: yo no pretendo hacerte la guerra ni mal alguno, pues solo los traigo por miedo que tengo a ti y a tu gente, que no habéis de dejar cargar estos barcos de sal, que es a lo que vengo, pues ya podrás echar de ver la falta que tenemos de ella en Trujillo, después que tu gente os alzaste y si tu con ella me los quieres cargar, te lo pagare muy bien y sin pasar adelante tomare la vuelta al puerto. Esto decía el Capitán Pacheco pues la salina que abastecía a toda la tierra estaba en poder de los indios. Nigale acepto diciendo que lo haría con gana, porque le quería bien, por ser hijo de su amo, y todos los de Trujillo porque nunca le habían hecho el mal. Concertaron entonces que al otro dia fuera Nigale a la salina que estaba como a una legua de la barra, y trajese su gente, porque Pacheco iba con la suya y los barcos a hacer noche en ella. Acepto esto Nigale con condición de que no debían sacar sus armas el Capitán Pacheco y sus soldados, lo que pacheco acepto, si igual Nigale y su gente no llevaban armas.

Nigale se despidió sin aceptar nada de lo que el Capitán Pacheco le quería dar después y al siguiente dia se encontraron en la isla, Nigale con su gente y Pacheco con sus soldados, llevando estos últimos escondidos entre sus mangas y brazos un cuchillo gífero. Con palabras ambos se ofrecieron amistad y estrecharon las manos, y en prueba de ello Pacheco mando a sacar una petaca de biscocho con que almorzasen todos, la que viniendo liada por unos látigos de cuero yerto y seco, no podían abrir, y diciendo el Capitán Pacheco que cortasen el cuero, el soldado a quien le encomendó traer dicha petaca le respondió: hémosla de cortar con los dientes, si vuestra merced manda que ni un cuchillo saquemos. Esto inspiro cierta confianza a Nigale quien con un hueso de pescado corto los amarres y saco el bizcocho del que tomaron todos los indios a su gusto, excepto Nigale quien junto a otro indio de nombre Tolenigaste se retiro un poco, a los cuales dijo Pacheco que tomaran bocado también, para beber una vez vino, que luego sacarían para que se hiciese muy bien almorzar. Llego Pacheco a la petaca para tomar bizcocho junto a Nigale y Tolenigaste y al momento y al momento que estos dos últimos para hacerse de un pedazo para comer Pacheco los tomo de los cabellos y sus hombres sacaron los cuchillos abriéndoles las barrigas a los indios a punto de tener a casi todos destripados, aunque muchos de ellos con las tripas en el suelo, furiosos, atacaron a los españoles y forcejearon con ellos en el agua tratando de ahogarlos. Tras acudir en socorro de Pacheco varios soldados, ya que Nigale y Tolenigaste lograron herirle, finalmente los capturan y amarran junto a otros, quedando en total once presos y otros catorce muertos. Esto bueno acotar que esta versión de Fray Pedro Simón es destinada por el Hno. Nectario Maria en su obra “Orígenes de Maracaibo”.

Derrotados los Zaparas y capturado Nigale el 23 de junio de 1607 son conducidos a la cárcel de Nueva Zamora de Maracaibo. Desde su aprehensión no pudieron sacarle palabra alguna. Triste y melancólico, durante la noche de su captura se arranco el pelo las pocas barbas y bigotes que tenia y se fue comiendo uno a uno. Al siguiente dia fue conducido a la horca, siendo ejecutado junto con los demás capturados.

Nigale, el Héroe del Pueblo Añú El Cacique Nigale y la rebelión de las tribus de la Cuenca del Lago de Maracaibo 1598 – 1606

Nigale nació hacia el año 1577 en la isla de Zapara, ubicada en la entrada de la Barra del Lago de Maracaibo, cuyos habitantes ancestrales pertenecientes a la etnia Añú conformaron la tribu de su mismo nombre (los zaparas). Sus actividades de subsistencia giraban principalmente en torno a la pesca y comercio de sal, y por diestros conocedores de las entradas y canales de la barra fueron utilizados como pajes o prácticos por las embarcaciones españolas para evitar el encallamiento; esta labor realizada por la gente de su tribu también fue llevada a cabo por Nigale, la que le permitió conocer a los españoles, dominar su idioma y ser paje del fundador de Ciudad Rodrigo (Maracaibo), Alonso Pacheco, de quien fue esclavo como otros de su etnia. Es bueno acotar que estos aborígenes también realizaban intercambio o trueques con los demas tribus de la cuenca del lago, incluso con la propia Nueva Zamora de Maracaibo, ciudad que, a diferencia de sus anteriores doblamientos (Nueva Zamora fue el tercer redoblamiento de Maracaibo) no fue azotada por piratas y filibusteros pero si tuvo que enfrentar la rebelión iniciada por los Zaparas y que se extiende a los demas grupos indígenas de la cuenca, con el que se inicio una escalada de ataques que acarrearon la muerte de muchos de sus moradores asi como las graves dificultades para su aprovisionamiento, y que Nigale tras lograr fugarse de su “amo”, organizó y dirigió motivado por el vejamen y explotación de los españoles para con su pueblo y los de la cuenca, asi como por el despojo de sus territorios ancestrales. Las hostilidades comenzaron en 1598, cuando Nigale como cacique de los Zaparas inicio ataques a los buques y fragatas en el paso de la barra de Maracaibo, lo que imposibilitó el trafico y comercio a Nueva Zamora, Gibraltar y demas pueblos circundantes y relacionados con el Lago de Maracaibo, como Mérida, Trujillo, Barinas y Guanare. Ante la grave situación suscitada por los ataques del cacique Nigale y los Zaparas, a la que se sumaron activamente los indígenas Añú de la tribu de los Aliles, el Cabildo y vecinos de Nueva Zamora de Maracaibo rogaron al Gobernador y Capitán General de Venezuela, Gonzalo de Piña Ludeña, diera a socorro a esa ciudad enviando éste en auxilio y con soldados, armas, municiones y bastimentos suficientes atacó a los indígenas habitantes del caño Paisana de la Barra y logro someter con gran dificultad a los Zaparas, los que se aquietaron durante los breves años de su gobierno. En 1600 nuevamente se suscito un feroz ataque esta vez por los aborígenes de la tribu Quiriquire, los que se sublevaron contra el encomendadero y Teniente del Gobernador, Rodrigo de Argüelles, destruyendo la ciudad de San Antonio Gibraltar. Pero es a partir de 1606 cuando la situación defensiva de Nueva Zamora de Maracaibo se hace crítica, una vez que el cacique Nigale logró articular la sublevación de las tribus aborígenes habitantes de ambos extremos de la cuenca del Lago de Maracaibo: Aliles, Toas, Auzales, Arubaes, Eneales, Quiriquire, Parautes, y Misoas, los que hicieron causa común en el propósito de destruir los asentamientos españoles, en especial Nueva Zamora de Maracaibo y restablecer al dominio aborigen los espacios ancestrales que la invasión europea les había arrebatado tras someterles por las armas y esclavizarlos. Las primeras acciones del Cacique Nigale y las tribus se fueron la destrucción de las siembras y labranzas de las que se abastecía Nueva Zamora de Maracaibo y con canoas obstaculizaron su aprovisionamiento, adueñándose ademas de todos los bajeles y canoas surtas en su bahía. También destruyeron los puertos situados a lo largo de las costas del lago para evitar que fuesen llevados víveres, como fue el caso de puerto existente en los pueblos de Tomoporo y Moropo cuyos habitantes eran indígenas adictos a los españoles. La coalición de tribus aborígenes dirigida por Nigale una vez logrado el control de los pueblos puertos menores y de aprovisionamiento de la cuenca dirigieron sus esfuerzos al asedio y taque de la ciudad principal Nueva Zamora de Maracaibo cuyo, Cabildo y vecinos trataron rodearon con muro de tapias y centinelas para protegerse. Diezmados por las dificultades para el aprovisionamiento, con escasas posibilidades de navegación y en estado de zozobra los habitantes de Nueva Zamora de Maracaibo debieron aguardar durante varios meses, hasta que el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, Sancho de Alquiza, designo en febrero de 1607 al Capitán Juan Pacheco Maldonado para encargarse de su gobierno como teniente de Gobernador y para someter a los indios sublevados, preparando a tales efectos un contingente en Trujillo, Mérida y Maracaibo para aniquilar, de manera muy especifica, a Nigale y la tribu Zaparas. Una vez que tuvo suficientes hombres, armas, pertrechos, dos bergantines y reunir todas las canoas posibles, Juan Pacheco de Maldonado Zarpó del “puerto de Barbacoas” ubicado en Moporo, colocando en practica un ardid bien tramado para capturar a Nigale, dar muerte a los Zaparas o hacerles prisioneros.

José Prudencio Padilla, en Homenaje a Nuestra Tierra Insular

Oficial (General de División) al servicio de Venezuela y Colombia en la armada durante la Guerra de Independencia. Fueron sus padres Andrés Padilla, constructor de embarcaciones menores, y Lucía López. Comenzó su vida como marino en el servicio doméstico de las embarcaciones mercantes en su puerto natal y a los 14 años de edad ya figuraba como mozo de cámara en la Real Española del Nuevo Reino de Granada; el 21 de octubre de 1805 recibió su bautismo de fuego en la batalla naval de Trafalgar, durante la cual fue hecho prisionero por los ingleses. En 1808, tras su liberación pasó a España, donde recibió el nombramiento de contramaestre del arsenal de Cartagena de Indias. El 11 de abril de 1811 tomó parte en el pronunciamiento del pueblo de Jetsemaní, que se solidarizó con la ciudad de Cartagena en la proclamación que hizo de su independencia absoluta de Cundinamarca y en consecuencia, con desconocimiento de la autoridad de la metrópoli. En 1814 concurrió a la acción naval de Tolú y apresó una corbeta de guerra realista con 170 tripulantes que condujo a Panamá, aunque la expresada nave estaba mejor artillada que la que él comandaba, no pudo resistir el ataque y se rindió. En reconocimiento a esta acción, el gobierno granadino premió a Padilla con el ascenso a alférez de fragata. En 1815 sirvió bajo las ordenes de Simón Bolívar cuando éste se dirigía a Bogotá a libertar a Santa Marta; luego, sitiada Cartagena por el ejército del General Pablo Morillo, defendió sus murallas hasta que fue imposible sostenerse, y con uno de los buques republicanos, fue uno de los primeros en romper la línea de la escuadra realista que impedía la salida de los sitiados. Luego se dirigió a Jamaica, y como capitán de navío, se reunió con Bolívar en Haití para acompañarlo en la expedición que zarpó de Los Cayos de San Luis el 31 de marzo de 1816, en la victoria naval de La Frailes (2 de mayo) y en el desembarco de Carúpano (1 de junio). Ascendido a capitán de fragata y a la comandancia en jefe de las fuerzas sutiles del Orinoco, efectuó importantes incursiones sobre la provincia de Cumaná. En 1819 participó en la campaña de Casanare en la que tuvo a su cargo el transporte de tropas y material de guerra. Como segundo al mando del almirante Luis Brión se halló el 12 de marzo de 1820 en la toma de Río Hacha y luego en las acciones de Laguna Salada, Pueblo Viejo, Tenerife, La Barra, Ciénaga de Santa Marta y San Juan. Nombrado comandante en jefe de las fuerzas sutiles de la República, ocupó la bahía de Cartagena y apresó varios buques españoles. El 19 de abril de 1823 fue ascendido a general de brigada de la Armada Colombiana. En esta oportunidad fue investido con los cargos de comandante general del Tercer Departamento de Marina y de la Escuadra de Operaciones contra el Zulia, con la que realizó una brillante labor que culminó el 24 de julio de 1823 en la batalla naval del lago de Maracaibo, en la que fue derrotada la escuadra española, y que derivó en la capitulación del mariscal de campo Francisco Tomás Morales el 3 de agosto siguiente. El 24 de noviembre de 1826 recibió el ascenso a general de división. Sin embargo, a comienzos de 1828 Padilla se envuelto en un acto de indisciplina en el que estaban comprometidos varios oficiales en Cartagena. Reducido a prisión fue enviado a Bogotá y encarcelado allí el 26 de mayo de 1828. Durante la noche del 25 de septiembre de 1828, en el cual se llevó a cabo el atentado contra la vida del Libertador, mientras se ejecutaba el asalto al palacio San Carlos, algunos conjurados escalaron las paredes del edificio que le servía de cárcel, y después de asesinar al coronel José Bolívar que lo custodiaba, liberaron a Padilla y le reconocieron como jefe. Reducido nuevamente a prisión, fue juzgado por la Ley de Conspiradores, condenado a muerte y ejecutado en Bogotá al poco tiempo. Traicion de Padilla a Bolívar El Almirante José Padilla y la noche del 25 de septiembre de 1828 merecen otra interpretación: esa noche de luna llena se traicionó el espíritu de legalidad, con la decisión de matar a Simón Bolívar, y sólo un santanderista notable, el general Padilla, se mantuvo fiel a la legalidad. Sin embargo, una semana después ese hombre sería fusilado callando su grito de ¡¡Viva la República!!, ¡¡Viva la libertad!! "General Padilla: venimos a liberarlo y a pedirle que se ponga al frente de la revolución. Usted es el jefe, General". Florentino González y otros conjurados declararon que "Padilla ignoraba enteramente el plan de la insurrección". Éste respondió: "Yo no soy jefe de nada. Solamente soy un prisionero. No compliquéis más mi situación. No tengo miedo, pero no tomo parte en ninguna aventura". Sin un verdadero líder militar como Padilla, los golpistas no pudieron apoderarse de los cuarteles, y con el escape de Bolívar por una ventana, el plan fracasó. Entre los recuerdos que dan cimiento a nuestra nación, la noche septembrina es uno de los más problemáticos. Constituye una especie de "pecado original": haber acudido a la violencia ilegítima e ilegal (contra el Libertador y Padre de la Patria) cuando se formaba nuestro espíritu legalista. La conciencia histórica colombiana ha enfrentado este pecado original con una "estrategia de evitación": evitar justificar o condenar a los conjurados (una generación importante), evitar la asociación de Santander con la intención de asesinar a Bolívar, y evitar los recuerdos del lapso dictatorial de Bolívar, entre los que sobresale el injusto fusilamiento de Padilla. Pero a 230 años del natalicio del Almirante Padilla, un 19 de marzo, y a 180 de su fusilamiento, podemos mejorar nuestra conciencia sobre los hechos de 1828 y relacionarla con la nación que queremos ser en el siglo XXI. Es preciso compartir la conciencia de Bolívar sobre el factor racial en la muerte de Padilla: "Lo que más me atormenta todavía es el justo clamor con que se quejarán los de la clase de Piar y de Padilla. Dirán con sobrada justicia que yo no he sido débil sino en favor de ese infame blanco (Santander)". Un juicio equilibrado de Bolívar en esta cuestión debe recordar, sin embargo, que se negó a derogar la ley de libertad de vientres de 1821, como se lo pedían los esclavistas. Padilla, que profesaba amistad y sincera admiración a Bolívar, estaba preso en la capital por un proceso urdido en Cartagena, en el que había acusaciones de sublevación de negros y mulatos, dentro de la confrontación política entre partidarios de la república y la "monarquía" de Bolívar. Si el color de Padilla contó, debemos recordarlo, más ahora que el ideal de nación busca reconocer la legitimidad de la población afrodescendiente en la nacionalidad y podemos integrarnos apropiadamente en la corriente principal de la cultura colombiana. Si traicionamos el alma santanderista desde el principio, y hemos repetido ese pecado de violencia hasta el presente, conviene recordar que el héroe naval de la Independencia, en el momento crucial de su vida, en las circunstancias más propicias para tomar las armas, decidió mantenerse fiel a la convicción de que las leyes nos darían la libertad, legándonos un ejemplo que debe permanecer y retumbar en nuestra conciencia nacional.

Sara Emilia Gonzales

Nació en isla de Toas en 1884. Conocida popularmente como Sarita, se destacó como maestra y orientadora. Desde muy joven, junto con su hermana mayor Argelia González, se dedicó a la enseñanza de los niños con el libro Mantilla y a las niñas les enseñaba el arte del bordado, la floristería, el de tejer, sembrando en sus alumnos las simientes de una nueva cultura de urbanidad e higiene. Era una dama especial que con su amor y espiritualidad ofrecía consejos sabios a los pobladores de la comunidad y los que fueron sus alumnos. Murió en la isla de Toas a la edad de 104 años, el 25 de abril de 1988, pobre y abandonada en su modesta casa de la calle Campo Elías en el Caserío El Toro. En su honor el gobierno regional fundó en la isla de Toas una escuela de arte, la cual lleva su nombre.

Semana santa

La Semana Santa es la conmemoración anual en que el calendario cristiano conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por ello, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo el domingo de Ramos y finaliza el Sábado Santo, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección. Va precedida por la Cuaresma, que culmina en la Semana de Pasión y da paso a un nuevo período litúrgico, la Pascua. La Semana Santa cuenta con celebraciones propias que recuerdan la institución de la eucaristía en el Jueves Santo, la Crucifixión de Jesús y su Muerte el Viernes Santo y su Resurrección en la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección. Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión. Triduo Pascual Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado Triduo Pascual: Jueves Santo, Viernes Santo, en el que se conmemora la muerte de Cristo y Sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro. También es importante la vísperas del Viernes, el Jueves Santo, día en el que la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía, en los oficios de ese día se reserva el Santísimo Sacramento en un lugar que se prepara en la iglesia, llamado monumento, hasta el oficio del día siguiente, permitiendo a los Fieles la Adoración personal o comunitaria al Santísimo Sacramento durante un breve momento o toda la noche, según las posibilidades de cada lugar.

Tiempo de Cuaresma

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

San Carlos "Castillo de San Carlos"

ISLA DE SAN CARLOS

Es la isla más concurrida del estado, con todas las facilidades de estadía y seductoras playas. San Carlos está en el extremo norte del municipio Almirante Padilla. Colinda al norte con el Golfo de Venezuela y al sur con la bahía de Uruba - San Carlos. En ella se encuentra un monumento histórico nacional: el Castillo de San Carlos de la Barra. Este pueblo, típico de pescadores, es orgullo histórico nacional, pues allí se consolidó la independencia política de Venezuela con la Batalla Naval del Lago en 1823. San Carlos es destino de rigor para los amantes de las playas del Zulia.

MUSEO CASTILLO DE SAN CARLOS Cuenta con áreas de exposiciones, tiendas de artesanía, ventas de boletos de entrada al Castillo y con otros servicios para turistas y visitantes.

BAHÍA DE SAN CARLOS Este es el sitio preferido de los visitantes. La playa permite la práctica de deportes náuticos, actividades recreacionales, deportivas y de turismo de playa.

SAN BERNARDO Es un área de paisaje árido natural desprovisto de vegetación. Posee gran calidad escénica. Hacia la costa norte hay dos pequeñas bahías aptas para el baño. Al sur, un rompeolas natural predomina en el paisaje.

OTRAS OPCIONES NATURALES Si se antoja un recorrido náutico por las inmediaciones, acuda a los lancheros de la zona, quienes ofrecen paseos espléndidos para observar la diversidad de manglares y fauna silvestre.

Nueve playas del estado Zulia están aptas Para este Carnaval 2009

Entre esas 9 Playas aptas para carnaval 2009 tres (3) pertenecen a este municipio Almirante Padilla una en la isla de San Carlos, y dos pertencen a Isla de Toas. (Maracaibo) Caimare Chico, San Carlos, Cachito (Playa Yubiana), La Almeja (Carrizal), Quisiro, Punta Vigía, La Guacoa y Ancón de Iturre, son las nueve playas aptas para la Semana Santa 2009. YUBIANA (antigua playa de cachito) La mejor playa del Municipio Almirante Padilla, se encuentra en el caserio las Playitas la mas comoda y mas grande con un Bohio de 30 metros de largo, ademas encontrara toda la gastronpmia de aqui de este municipio coorvina frita, huevas fritas, camarones, lisa frita, etc. Ademas cuenta con 1 Bananas con capacidad de 10 personas, MiniTK, Habitaciones. reservaciones por los tlf: 0416 6600059 y 0416 6626416.

En isla la de Toas Gano el SI

Este quince de febrero el si tuvo un rotundo triunfo en toda venezuela y aqui en el Municipio Almirante Padilla el el chavismo se ratifico como la mayor fuerza politica del municipio con un contundente triunfo del si. Resultados. El SI: 3.562 61.81% El NO: 2.200 38.18%

Isla de Toas y la promoción turistica

EL Zulia y la Promoción Turística

Isla de Toas: Gracia insular

Foto:Heberto NavaA simple vista se divisa desde el muelle de San Rafael de El Moján. Sus cerros de roca caliza es lo primero que la vista conquista desde lejos; mientras la lancha se acerca, la vegetación xerófila, donde se alzan cujíes, cardones y gigantescas matas de coco y palmeras. Desde adentro se aprecia el pueblo con sus pequeños espacios públicos, tranquilos, además de refrescantes playas, sientala paz que sólo se quebranta con el sonido que emiten los motores de las lanchas y las canoas que llegan hasta el atracadero de isla de Toas, un modesto y gentil pueblo situado en el municipio insular Almirante Padilla.

Es relativamente pequeña en comparación con las de San Carlos y Zapara, sin embargo, posee atractivos naturales y turísticos que pueden capturar la atención de cualquier visitante. Como en casi toda zona costera, el principal sustento de vida de los lugareños es la actividad pesquera, pero las playas, licorerías, las galleras y pequeños abastos o quincallas abundan. La mayoría de la población se concentra en El Toro, que es su centro neurálgico ya que allí está la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, la Plaza Bolívar y a sus alrededores fruterías, abastos, licorerías, carnicerías y puestos de teléfonos ambulantes. Para llegar a éste y a otros sectores, desde el muelle se tiene que tomar una camioneta de la denominada Ruta Turística, nuevas, cómodas, con aire acondicionado y llevan a los pasajeros hasta cualquier punto de la isla, a un precio económico. En los 22 kilómetros cuadrados de la isla, se encuentran yacimientos de roca caliza que son explotados por cuatro canteras, con la finalidad de fabricar materiales de construcción. Cemento, granzón y cal, salen de ésta, generando empleo a los lugareños que habitan en los caseríos El Toro, Las Playitas, El Carrizal, El Tapón, Las Malvinas, La Sierrita, Los Médanos, Las Cbeceras, Fuego Vivo, El Campamento, El Toro. Indagando en el pasado Foto:Heberto NavaLos primeros en extraer la roca caliza de la isla con la finalidad de hacer construcciones fueron los españoles, quienes las utilizaron para edificar el castillo de San Carlos y la fortaleza que permanece bajo tierra en Zapara; también en el casco histórico de Maracaibo hay casas e iglesias que se construyeron con la piedra extraída de la isla, como la Catedral, la Casa de la Capitulación y la iglesia Santa Bárbara. Según el historiador, profesor y habitante de la isla, Amado Pereira, el nombre de Toas se lo confirieron los indígenas que inicialmente habitaron esas tierras insulares.Explica que la etnia Los Aliles, que fue la que conformó las tribus Toas y Zapara llamaron a las isla To hú que significa mi ojo en su lengua. La razón es porque la isla posee montículos, desde donde se podían avistar piratas y embarcaciones desconocidas. Para los primeros habitantes, era la parte más alta que se encuentra en la entrada del golfo con el Lago de Maracaibo. Entonces, por medio de señales de humo, se comunicaban las tribus entre las islas de Toas y Zapara para advertir que se acercaban enemigos. Para bañarse, comer y hospedarse Foto:Heberto NavaIsla de Toas posee playas muy tranquilas, ideales para pasar un excelente día en familia. Como muestra de ello están varios balnearios en donde además de bañarse, el visitante puede comer, jugar dominó, bolas criollas y dormir. Por ejemplo, está el centro turístico La Almeja, que lleva 30 años de existencia y está ubicado en el caserío El Carrizal. Allí también se puede hospedar. Posee siete cabañas, todas con baño, televisión y aire acondicionado, además de un restaurante de comidas criollas muy variadas, pero su especialidad es el pescado frito. Las cabañas tienen un costo de Bs. 50 Bs. F. por día y se recomienda llamar para reservar con anticipación; sus teléfonos son: 0416-0168224 y 0416- 2227000. Pregunte por Gerardo o Miríam Almarza. Otro tranquilo balneario es la Playa Yubiana (antiguo cachito) , ubicado en el caserío Las Playitas. Allí puede llegar y disfrutar de su playa, el restaurante y si le provoca, quedarse hasta el otro día, puede hacerlos en sus equipadas cabañas a precios muy accesibles (Bs. 50 Bs. F. Allí cuando la playa empiece a surtir efecto en el estómago, podrá degustar ricos platos como la almeja en coco, el mojito en coco, pescado frito (corvina, lisa y carite), además de parrillas, sopas y servicios de camarones. Abre sus puertas todos los días, a partir de las 9.00 de la mañana hasta la 10.00 de la noche. Si el visitante llega, se baña, come y disfruta, los encargados del centro son Ricardo Almarza (callo) y su esposa Ana Para que vaya Foto:Heberto NavaPara llegar a Toas es necesario trasladarse hasta el muelle de San Rafael de El Moján y tomar una lancha por 2 Bs. F. que lo llevan en 10 minutos. Durante el trayecto se pueden observar a cierta distancia, los inmensos y frondosos de manglares que en sus adyacencias se encuentran.

Virgen de Lourdes Patrona de la Isla de Toas

Todos los 11 de febrero Isla de Toas del municipio Almirante Padilla, celebrará las fiestas en honor a su patrona Nuestra Señora de Lourdes. La bajada de la Virgen se realiza el día 02 de febrero (día de la Virgen de la Candelaria) y desde entonces el pueblo isleño ha expresado su devoción con diversas actividades y misas conmemorando los 103 años de la llegada de la imagen patronal a esta bella isla occidental.

11 de febrero del 2009

el sacerdote Carlos Reyes encargado de la parroquia isleña informó que en la festividad se realizaran también desfiles con la participación del estudiantado isleño y actuación de la banda show de la Virgen de Lourdes. Así mismo el día 10 víspera del día de la Virgen, Maragaita y otros conjuntos musicales le cantarán a la Patrona Isleña como preámbulo a la gran fiesta devocional a La Virgen de Lourdes que el 11 se realizará con la misa solemne a las 6:00 de la tarde, presidida por monseñor Ubaldo Santana, Arzobispo de Maracaibo, para luego iniciar la procesión que recorrerá las calles de Isla de Toas con toda la feligresía que acompañara la Santa Patrona. Luego se realizará una Retreta con música antañona en la Plaza Bolívar de la localidad Insular.

Levi Parra

Por el año 1903, el 23 de junio, en Isla de Toas (hoy Municipio Insular Padilla), la Sra. Georgina Parra dio a luz un niño quien llenaría estas tierras zulianas de la mas alta inspiración, de versos y prosas llenas de amor y romanticismo que quedará por siglos como la identidad de la bella Isla de Toas: Leví Parra.

Desde niño navegaba en canoas y piraguas caleras a Maracaibo y Sur del Lago y a pesar de su precaria educación obtenida de maestros de banco y mesones de la época y de su propia madre, cultivó la lectura de autores como Julio Flores, Pérez Bonalde, Udón Pérez, José Ramón Yépez y otros poetas en boga para entonces, lo que fue convirtiéndolo en un autodidacta, como la mayoría de su generación. Recorrió varios estados del país y algunos lugares fuera de Venezuela (Aruba, Curazao, Colombia) dando rienda suelta a su inspiración, a su voz y a su pluma; creando bellos versos, poemas, bambucos, décimas, pregones, guasas y otros estilos de canciones que expresan lo vigoroso y a la vez romántico de su verso y poesía, dedicada magistralmente al paisaje, al amor y sentimiento por nuestra tierra natal, Isla de Toas. En Aruba escribió “Isla de Toas”: gran inspiración al amor por su terruño, recordación que sale de su alma con tristeza por encontrarse lejos, pero que al cerrar fuerte sus ojos la siente mas cerca y la ve mas junto a él, tal como lo expresaen este tema. En su “Canto a mi Toas”, escrita en Maracaibo, Leví Parra describe con un sentimiento y fuerza que llega al alma, el paisaje isleño en todo su esplendor y elocuencia de pueblo pesquero y tropical; esta pieza interpretada magistralmente por la melodiosa y bella voz de Víctor Alvarado, ha quedado como un himno en el sentimiento zuliano y de Venezuela, de esta hermosa Isla de ensueño: TOAS. “Cinco años” la escribe en la Cárcel Modelo de Maracaibo donde es recluido por atentar contra su vida a raíz de un desengaño amoroso que minó su fortaleza y conduce su vida de bohemio por el camino de la melancolía y la tristeza. Muchas composiciones de nuestro cantor, compositor, declamador y poeta “Isleño” Leví Parra, fueron cantadas y grabadas por Mario Suárez, Lila Morillo, Víctor Alvarado, Julio Jaramillo, entre otros.

Quienes conocimos a Leví Parra de cerca, siempre lo recordaremos luciendo su indumentaria tradicional de Flux, camisa y zapatos blancos, corbata de hayaquita y sombrero de pajilla y con su cuatro, brindando sus canciones, versos y poemas llenos de inspiración y sentimiento hacia el amor a su patria chica Isla de Toas.

El 21 de noviembre de1961 cuando apenas contaba con 58 años envuelto en la pobreza y el olvido, la tuberculosis pulmonar acaba con la vida de este bardo isleño en el Hospital Antituberculoso de Maracaibo.

Como tributo de su tierra y todos sus habitantes, se construyo una plaza en su honor, en el caserio Las Palmitas donde nació y vive por siempre en el corazón de los Toenses.

Municipio Almirante Padilla

Municipio Almirante Padilla

Capital el toro

Alcalde: Ildebrando Ríos

LOCALIZACION Unión del Golfo de Venezuela con el Lago de Maracaibo UBICACION ASTRONÓMICA1ø08' Lat. N 71ø32' Long.W.10ø51' Lat. N. 72ø48' Long. W. LIMITES: Norte: Golfo de Venezuela. Este: Golfo de Venezuela. Sur: Bah¡a El Tablazo Oeste: Municipio Páe SUPERFICIE: 139 Kms2POBLACIÓN: 13.384 hab.DENSIDAD: 74,7 hab./Kms2PARROQUIAS: 2 En homenaje al héroe que se batió con el caudillo español Francisco Tomás Morales, nace en 1989 el Municipio Insular Almirante Padilla que forma un archipiélago al noroeste del estado Zulia, justo a la entrada de la Barra del Lago de Maracaibo. Lo integran las islas Toas, San Carlos, Zapara, Pescadores, Pájaros, Pedro Colina, San Bernardo; y los islotes Maraca, Bajo El Frío, Los Bajos, Los Gusanos, Zaparita, Juan Zenón y Camargo. Es puente natural entre el Golfo de Venezuela y el Lago de Maracaibo y ocupa una superficie de 139 kilómetros cuadrados. Sus parroquias son Isla de Toas, con sede en El Toro, su capital; Monagas, cuya sede es San Carlos. Su riqueza fundamental es la pesca, aunque en Isla de Toas se ha realizado la explotación de calizas en alto grado desde la ‚poca de la colonia. Actualmente, es la actividad que genera el mayor número de empleos en el rea. Zona costera por excelencia, posee adem s algunas joyas arquitectónicas, como el Castillo de San Carlos, y hermosos paisajes y playas, que lo hacen apto para el fomento del turismo. La temperatura media anual es de 28 grados cent¡grados, posee suelos arenosos y por su territorio no corre ningún curso de agua. En esta zona abundan los manglares y la enea.

el Manantial de el Manzanillo

En la Isla de Toas entre la Cantera del Norte y el Taparo, se encuentra " El manatial del Manzanillo donde el agua brota de manera natural al pie del cerro.En el pasado servía para el consumo humano y para la fabricación de tela y ladrillo . El general Vicencio Pérez Soto, presidente del estado Zulia en ese entonces, visitó el lugar y ordeno la construcción de uos muretes de concreto que sirvieran de protección y amacenamiento para este reservorio de agua. esta construcción aun existe, pero por concesiones otorgadas por el Consejo de Mara la vida de este histórico manantial estuvo en peligro de ser destruido por la explotación de Piedra Caliza, característica d ela isla. El alcalde del municipio Almirante Padilla para 1992, El sr. Alciro Pereira Parra, contrató los servicios del escultor italiano Gionni Vitti Doloroso, con la finalidad de esculpir una imagen de 3 metros de altura de la Virgen Maria para colocarla en el cerro, en una gruta natural.

El motivo de la medida tomada por el alcalde fue la de proteger el manantial y construir en él un campo de recreación y de recogimiento espiritual. Esta obra no fue ejecutada, pero allí está la idea... hoy en día la zona esta siendo equipada para la práctica de Escalada en Roca esto contibuye más a la conservación de este secreto toense y nos acerca a la construcción del parque.

El Torreon de Zapara

El Torreon de Zapara

El primero fue bautizado con el nombre de Castillo de Santa Rosa de Zaparas, su construcción se inició dos veces gracias a la inclemencia del oleaje del Golfo de Venezuela. Fue terminado en 1684, y al igual que en el caso del Castillo de San Carlos, el ingeniero Francisco Ficardo fue quien avaló su operatividad. Tuvo que ser rodeado por empalizadas para protegerlo del fuerte oleaje, mas sin embargo, las aguas hicieron de las suyas con las obras y lo mismo con el Castillo.

Interinamente, se construyó un fuerte a 130 varas del Castillo de Santa Rosa de Zaparas, que estuvo en servicio por unos doce años.

La inclemencia de las olas había acabado con casi toda la estructura del Castillo, así que se construyó otro castillo que esta vez llevaría el nombre de Nuestra Señora del Carmen y Santa Rosa de Zapara, que probablemente haya sido abandonado poco antes de la Independencia.

Morgan y Pedro El Picardo tomaron el primer Castillo que se edificó en Zapara, y fue allí donde después se enfrentaron a las tropas españolas, aunque finalmente los piratas lograron salir fuera de la barra del lago de Maracaibo, cargando con los botines del saqueo a Maracaibo.

En Zapara estaba apostada la escuadra española que se enfrentó a su igual patriota comandada por el Almirante Padilla, que dio a Venezuela el triunfo definitivo de Independencia en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.

Reconstruido y medianamente restaurado sólo quedan algunos vestigios del Castillo de Nuestra Señora del Carmen y Santa Rosa de Zaparas, desde cuyo torreón se siente la misma brisa imponente de las aguas donde se selló nuestra independencia.

Castillo de san Carlos

Castillo de San Carlos de la Barra Esta fortificación se edificó en el siglo XVII para proteger y guarecer la entrada a la Barra de Maracaibo, una de las principales y estratégicas ciudades de la región por la facilidad de acceso que ofrece a las ciudades de los Andes. Durante este período, los ataques e incursiones de piratas y corsarios eran muy frecuentes, razón por la cual las principales ciudades contaban con sus mecanismos de defensa. El Castillo de San Carlos de la Barra es un castillo ubicado en el estado Zulia, Venezuela. Fue construido en el siglo XVII en la entrada de la barra de Maracaibo para proteger el paso que conecta el Lago de Maracaibo con el Golfo de Venezuela. En la epoca en que se construyo Maracaibo había sido atacada y saqueada varias veces por piratas.

En 1823 el castillo que se hallaba ocupado por los españoles fue atacado y ocupado por la escuadra patriota comandada por el Almirante José Prudencio Padilla en lo que se conoce como el Forzamiento de la Barra de Maracaibo y que permitiría a la escuadra patriota entrar al Lago y enfrentarse a los españoles en la Batalla naval del Lago de Maracaibo.

El castillo siguió siendo usado para usos militares aun cuando ya se encontraba obsoleto para mediados del siglo XIX. Durante el bloqueo naval impuesto por las potencias que reclamaban el pago de la deuda, los alemanes trataron de forzar la barra el 21 de enero de 1903 con los cañoneros "Viñeta" y "Panther" pero fueron repelidos por las baterías del Castillo comandadas por el General Jorge Antonio Bello.

Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez el castillo fue usado como una prisión para sus adversarios políticos.

En 1965

El Castillo de San Carlos fue declarado Monumento Histórico Nacional. Este histórico lugar, que constituye una joya de la arquitectura militar colonial, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1965. Actualmente está recuperado y ofrece al visitante la información necesaria para que conozca los hechos interesantes que allí se vivieron. Dirección: Al norte de Maracaibo, vía San Rafael del Mojan. Municipio Almirante Padilla en la isla de san carlos Se puede acceder tomando la lancha o el ferry a la Isla de San Carlos. Igualmente, se puede llegar con carro con doble tracción por la orilla del Lago desde Caimarechico.

Isla de Toas Donde Nacio el Nombre de Venezuela

La historia oficial está hecha de olvidos, evasiones y no pocas mentiras। Una corriente historicista borró del nombre de Venezuela los rasgos localistas e impuso una visión abstracta, irreal, fantástica. Fue más fácil pensar en Américo Vespucci y en la Pequeña Venecia, que en el Bachiller Martín Fernández de Enciso. Para todos, el nombre de Venezuela nació en el Lago de Maracaibo, pero las versiones difieren: unos afirman, con los cronistas del siglo XVI, que nació de la nostalgia y la imaginación de Américo Vespucio, otros que viene de una voz indígena, “veneciuela”, y que así apareció en el que a la postre contendría el primer mapa de Venezuela, el portulano o Carta Universal de Juan de la Cosa.

La versión oficial

La historia que todos conocemos la contó, entre otros, el cosmógrafo-cronista Juan López de Velasco: “Llamóse esta provincia Venezuela por la similitud que tiene con Venecia una población que está en medio del Lago de Maracaibo, puesta sobre el agua, encima de una peña llana”. Fray Pedro de Aguado, por su parte, así la refiere: «Y pareciéndoles a los españoles que por habitar estos indios de este lago en el agua de la forma que he contado eran en alguna manera semejantes a los moradores de Venecia, pusieron por nombre a la Provincia Venezuela». Todos los que manejan esta versión aseguran que en la expedición comandada por Alonso de Ojeda venía el florentino Américo Vespucio, el mismo que le dio el nombre al continente entero: "Encontramos una población –escribió éste- fundada sobre el agua, como Venecia; eran cerca de 44 habitaciones grandes, en forma de cabañas, sostenidas sobre palos muy gruesos, con sus puertas de entrada a manera de puentes levadizos, y de una casa se podía ir a todas, pues los puentes levadizos se tendían de casa en casa".

La historia la escriben los vencedores

Esta historia tiene razones para ser la más contada, entre ellas, porque responde a una forma de vernos y de ser vistos europea o eurocéntrica. Lo dijo claramente Arturo Úslar Pietri: “La Venezuela que poseemos y conocemos comienza por ser una realidad vista desde fuera”. Además, el nombre y el que nombra son como uno solo. Otra razón proviene directamente del proceso de conquista y colonia. En efecto, el conquistador nombra y al nombrar posee, por eso cuenta a sus dominados su versión de la historia, que el dominado confunde por las buenas o las malas con la suya propia y a la que termina por rendir veneración y proteger con celo. En nuestro país el maestro de escuela repite a veces con candor y sin saberlo a Fray Pedro de Aguado, a Juan López de Velasco o a Arturo Úslar Pietri, cuando éstos afirman que el país lleva el nombre que le puso un florentino enamorado de su tierra, sin saber que esa versión justifica el desarraigo, el surgimiento de una identidad nacional equívoca, semilla de la globalización y el neoliberalismo y caldo de cultivo para una nación donde el expolio será aplaudido. Es la versión que nos enseñó a mirar con ojos de futuro hacia Europa y hacia el Norte y a nosotros y a lo nuestro con desdén. Sería “Venezuela” un nombre sin referente cierto, una frase feliz que hasta el mismo Vespucio olvidó, una palabra que despuntó entre otras como un milagro, una sorpresa, una revelación. Esta es la versión de la Venezuela letrada, la de los intelectuales más preclaros, los criollos que construyeron un país donde el indio y sobre todo el mestizo aparecen como un accidente genético, una mezcla confusa que hace detener y echar atrás los avances del progreso.

La otra historia

Jiménez Maggiollo (Maracaibo, 1929) afirma que el único veneciano que venía en la expedición de Ojeda era un oscuro Nicolás y no el famoso Américo Vespucio. Quien sí venía, y pocos nombran, era el Bachiller Martín Fernández de Enciso, autor de la “Suma de Geografía”, el primer libro impreso que habla del Nuevo Mundo. Allí cuenta que, del Cabo de San Román, navegando en el golfo, llegaron a un sitio cerca de tres islotes, y que entraron en otro golfo pequeño y “allí cabo cerca de la tierra está una peña grande que es llana encima della. Y encima de ella está un lugar o casas de indios que se llama Veneciuela.” Juan de la Cosa (Santoña, España 1460 h. – Turbaco, América 1510), que iba en la histórica expedición, al apuntar este nombre lo hace con la “ç” o cedilla que se usa para Curaçao y que nosotros castellanizamos con la zeta. El nombre de nuestro país surgiría entonces de la conjunción de la ortografía castellana y de un espacio y una voz indígenas. El antropólogo e historiador Emanuele Amodio (quien reside en Venezuela desde 1987), concluye en su trabajo de investigación “El lago de los sueños. El Lago de Maracaibo en la cartografía y cronistas tempranos (1499-1540)”, publicado en la Revista de Ciencias Humanas y Sociales en enero de 2005, que sólo pudo ser en 1502 y no en 1499, como reza la versión oficial, cuando Ojeda navegó por el lago al que llamó San Bartolomé por extensión del puerto que localizó y nombró en el primer viaje, un 24 de agosto. “De hecho, dice, si en el primer viaje hubiera llegado por lo menos a la isla de Toas, se hubiera percatado de que el agua se volvía dulce y, por ende, que se trataba de un lago o de un grande río, como ya había sucedido a Colón en el viaje al delta del Orinoco.” Amodio responde, además, a una frase del Hermano Nectario María (Hyelzas, Francia 1888 – Caracas 1986) que denota la imprecisión y la precariedad del onomástico que ahora recordamos: “Visto que el sitio de Veneciuela se hallaba, según la carta de la Cosa, inmediato a la Barra, apuntamos la particularidad de que probablemente el descubrimiento de Veneciuela y el del Lago de Maracaibo coincidieron en el mismo día, el 24 de agosto de 1499”. Tiene razón Amodio: ¿sobre un “probablemente” es responsable sostener y celebrar el resabio de una “fecha histórica”? Otro que desacata la versión oficial es el escritor toense Alciro Pereira Parra (Las Palmitas, 1941) en su libro “Historia viva del Municipio Almirante Padilla” (2002), en el que sostiene que no fue Zapara, isla formada por médanos movedizos, la peña grande avistada por la expedición de Ojeda como lo reafirma el Hno. Nectario María, sino precisamente Isla de Toas, la parte más sobresaliente del Lago y que en lengua paraujana se nombra “Mi ojo”. De modo que sería esta isla, rica en piedra caliza y arrasada y olvidada como lo fue la Cubagua de las perlas y durante todo el siglo XX la Costa Oriental del petróleo, la simiente y raíz del nombre de la Patria.

516 años de resistencia indigena

Resulta misterioso, como todo fruto del lenguaje, que entre los nombres haya logrado despuntar “Venezuela”, la voz indígena. Una versión mestiza queda sugerida: en la palabra “veneciuela” resonó el viejo mundo. No sólo un nombre metonímico producto de una visión aislada y europea que nombra lo desconocido a partir de lo que conoce, sino una voz nueva (para el idioma de los conquistadores) que se abrió a los recuerdos de Europa, aunque también, pese a los esfuerzos de los historiadores amantes de los tiempos de la Colonia, a la memoria que sobrevivió al genocidio, la explotación y el olvido. Como si ya desde el solo nombre el país portara el signo de la resistencia. Mas de tres siglos de explotacion en isla de toas “La Corona española –nos cuenta- ordena a los alcaldes ordinarios Gaspar de Parra y Argüello que describan el Lago de Maracaibo. En esa descripción, ellos dicen que al norte de la laguna está una isla que los nativos llaman To’u (Isla de Toas), donde hay piedra caliza que muy bien se puede extraer para hacer edificaciones más sólidas y proteger la laguna; eso fue en 1529. Pero vienen finalmente a explotar los cerros en 1643, para mí la fecha de fundación del Municipio. Entonces ordenan al español Diego Espina hacer caleras en las riberas de la isla y comenzaron a explotar los cerros, aunque ya se había dado a explotar una parte por orden del Virreinato de Santa Fe de Bogotá a una familia que se introdujo en Maracaibo, y viendo ellos la necesidad de hacer un hospital construyeron lo que sería el Hospital Central, al lado construyeron La Ermita de Santa Ana, ese fue el primer pedazo que le quitaron a los cerros de Isla de Toas. Estoy hablando del año 1608. Luego, donde está hoy el edificio de la Caja de Ahorro de los Educadores, frente a la plaza Bolívar, estaba el cementerio de niños que también fue hecho con tierra de acá, y al lado, donde está el restaurante Las Palmas, estaba el cementerio de adultos. Todo eso fue demolido. Con los cerros, en 1610, construyen la Catedral. Antes se había construido la de Cristo de Aranza, que es la más antigua. Pero la verdadera explotación comenzó en 1643 con Diego Espina cuando empiezan a extraer la piedra para la construcción de las cinco fortalezas que se levantan en Zapara, para las dos en San Carlos, y para todas esas construcciones de la Colonia que tienen ustedes en Maracaibo, en los Puertos de Altagracia, en el Sur del Lago, en Gibraltar, en Mérida, en Trujillo, porque las piraguas llevaban cal y piedra hacia los puertos de La Ceiba y Gibraltar”.

Un símbolo de la destrucción “Yo digo que nosotros tuvimos una maldición, porque los españoles no dejaron aquí ninguna obra colonial. Lo único fue lo que yo llamo el símbolo de la destrucción: un horno de cal. Todo lo repartieron a otras partes y es lo mismo que está ocurriendo ahora con las compañías que están explotando la piedra. Todo este producto que ustedes ven allí en Maracaibo, no solamente de la Colonia, sino también de la época republicana, hoteles como el Granada donde cantó Carlos Gardel, en todas esas edificaciones que ustedes ven ahí, la construcción es diferente a la actual, y es porque están hechas con lo que se llama hormigón. ¿Qué es el hormigón? una mezcla de cal, arena y agua. Y entonces esa cal llevada a los puertos de Maracaibo era más resistente, ese hotel que está ahí en ruinas y que debían recuperar, está viejo pero no agrietado, todas las construcciones de ahora se agrietan, entonces yo le estoy diciendo a mi esposa, vamos a hacer nuestra casa de hormigón, cal y arena, como hacían los españoles. Nos dejaron, pues, el símbolo de la destrucción, el horno de cal. Aquí solamente quedan tres, dos en el caserío Las Palmitas, de 1845, y uno en El Toro, el más antiguo, que data de 1840.”

Victor Alvarado

Entrevista que le hiciera el periodista Jose Javier leon El cantor de la isla

El 28 de diciembre de 1938 nació este hijo ilustre de Isla de Toas. Merecedor de numerosos reconocimientos, acaso tenga el mejor de todos: el cariño de su pueblo. Durante más de cuarenta años de carrera artística ha sido fiel exponente de la música zuliana, de la danza, la contradanza, el bambuco. Cantó boleros e incursionó en la gaita. Pero sobre todo, conserva intactos la risa, el amor a la vida y el calor de la amistad.

Soy Víctor Alvarado Vílchez

“Para mí es un honor decir que nací en Isla de Toas, porque me gustaba y me gusta la música, quería cantar y llevar el nombre de ella por todas partes, Dios me concedió esa dicha y como Isla de Toas es música, porque allá por el cielo de la isla camina la danza, el bambuco, la gaita, a mí me gustaba cantar la música mía, la música que se hace en la Isla, el bambuco playero. “Canto a mi Toas”, “Isla de Toas”, “Amanecer en mi Toas”, “Mi Diosa Toas”, yo todo se lo canto a mi tierra.”

Yo quería ser médico

“Mi papá fue un hombre trabajador, luchador, pescador. Labraba la piedra, era jornalero en las canteras de Toas y eso era muy mal pagado, sin embargo mi papá no desmayaba. Él decía: tengo dos hijos médicos y un cantor. Yo quería ser médico, pero Dios me dispuso otra línea, tú vas a ser cantor, vas a llevar el nombre de la isla por todas partes. Siempre me gustó la música y en un día de tantos, sin esperarlo llegó un conjunto a la isla”.

Empezó la música

“El conjunto que apareció en la isla era el de la cervecería Polar, yo estaba en mi casa descansando y se aparecieron un poco de muchachos amigos míos y familiares. Víctor te tenemos un pollo, pero yo no sabía qué pollo era, yo creía que era un hervido, y resulta que era otro cantor, llanero, cantor de música recia, se llamaba Pedro Emilio Sánchez, un coplero de allá de El Baúl, de Cojedes. Entonces con la necedad de la familia me dijeron que cantara, pero yo no sabía canciones, no sabía tocar cuatro ni guitarra, después fue que aprendí lo básico de esos instrumentos. Me dijo un poco molesto el director del grupo, mirá y qué música sabes tú y yo le dije, venezolana, cántame algo, le dije, me sé una canción que la he escuchado mucho en las rockolas (estaban Mario Suárez y Juan Vicente Torrealba en su apogeo), canté “Para ti mujer llanera…” y me dijo, ese es “Mis pasajes” y “Mujer llanera” y, qué tono es, Dios mío ahora recuerdo que es un Si Menor y entonces puso en el arpa el Si menor, Re con Si, y empezó la música. Cuando sentí el sonido del arpa (primera vez que la veía, hermano querido, qué emoción) taran tan tan tata tan taran tan tan y comencé a cantar, era tanta la alegría que se me olvidaron los versos y canté un pedacito, sin embargo el hombre me vio condiciones y me dijo, mira Víctor Alvarado ¿quieres cantar con nosotros?, chico, la verdad es que tengo que tener el permiso de mi papá, yo no tenía 18 años todavía, yo era un muchachito, bueno como estoy todavía (risas), y entonces me dijo te vas a ganar dos mil bolívares mensuales, bueno, yo que nunca veía dinero y veo al mes dos mil bolívares, un dineral, y me quedaban completicos porque en ese tiempo yo no tomaba licor, nada de eso, lo que siento es que no la conocí a ella (a su esposa Zulia) en ese tiempo.”

El Cantor de la Isla

“Esa misma noche me vine para Maracaibo, me vine con el conjunto, tenía dos mil bolívares que me iban a pagar, me adelantaron como que fueron 100, estaba rico, me instalé en una pensión aquí en Maracaibo, pero siempre con mi música, la música que se perfila en Isla de Toas, en Padilla, y le dije al arpista, chico, yo quiero montar unas canciones. Qué vas a cantar, “Canto a mi Toas”, y qué ritmo es, chico no sé, debe ser como una danza, un bambuco, y cómo es, taca tata ca…, esa es una danza, un bambuco y por qué no cantas otra cosa. Sin embargo, a la semana ya teníamos 12 canciones montadas. Cantamos en Radio Popular, en La Voz de la Fe, ahí me conseguí con el padre Vílchez, él me dijo (no me conocía, no tenía yo la alegría de conocer a mi amigo el Padre Vílchez, que hizo una labor extraordinaria en Isla de Toas, evangelizó a mucha gente allá, yo fui uno): “Tú te llamarás el cantor de las canteras”, no me gustó, o “el trovador de las canteras”, yo veía un choque muy fuerte, pero entonces cuando fui a Caracas me llega Mario Suárez, mi compadre, después llevó el hijo mío a confirmar, a Víctor Javier, el mayor, tú serás Víctor Alvarado el cantor de Isla de Toas, y así aparezco en la identificación de la cédula musical.”

La Billo’s

“En Santa Marta conocí a Felipe Pirela, a Cheo García, y el maestro Billo quería que yo cantara boleros con ellos. El maestro era una persona muy simple, muy humilde, me gustaba el tono de su voz, muy pausado, muy tranquilo. Tú cómo te llamas, Víctor Alvarado, y de dónde eres, maestro yo soy de Maracaibo, estado Zulia, de Isla e’ Toas, y dónde queda eso, a la salida de la barra de Maracaibo. Chico, toma esta tarjeta, búscame en Caracas que yo quiero que cantes conmigo. Pero al fin yo no le paré mucho, porque yo veía que lo mío era la danza, yo quería el arpa, yo amaba el arpa.”

Grupo Palmarital

“Entonces me conseguí con una llave muy especial, una copla con el Moján, con Mara. El Moján me prestó todos los músicos, arpa, cuatro, maraca y el contrabajo, Ángel Quintero, Roy Almarza, Atilio Navea, José Chacín y Víctor Alvarado. Hicimos el encuentro Toas con Mara y le echamos pichón a esa vaina. Hicimos música no para comercializar sino para llevarla a todas partes. Cuando yo llevaba mi música a Boconó, a Oriente, y decía voy a cantarles “Canto a mi Toas, ojos verdes”, la gente se quedaba como extrañada porque ese ritmo era muy raro, no era muy aceptado, pero yo dije “algún día tiene que calar”.

Yo no miraba el dinero

“Todo eso que ves en la pared (diplomas y reconocimientos), todo eso me lo he ganado con los gritos, gritándole a la vida que la quiero. Después que comencé a cantar con el grupo Palmarital del Moján me buscó gente que me decía quiero ser tu representante, pero era para llenarse los bolsillos, entonces dejaban la música mía aparte y lo que estaba en la mira era el dinero. Yo no miraba el dinero, para qué, yo quería mi música. Entonces me dije voy a hacer canciones e hice como cien, pero las grabé con el conjunto Palmarital del Moján.

En una velera un marinero a solas

“Estaba yo en Los Puertos de Altagracia sentado en la orilla, me dejaron solo porque quien me llevó se había ido a Mérida. Me senté y ví la isla clarita, me dije “qué bella es mi tierra, si tuviera un pincel….” Sin embargo, busqué un pedazo de papel y un lápiz y escribí “Mi Diosa Toas”: “A orillas de mi Lago sentado me encontraba, no sé cuántos momentos meditando pasé, de pronto desperté de ese importante viaje y en sueños de oleaje la silueta plasmé. Eres la linda Diosa que sonriente se baña y de noche pestaña y, embriagada por las luces, embriagada de amor, la brisa se anunciaba, con encajes bordaba, ella que dormitaba al compás de las notas de una bella canción, un hijo de tu seno sentado en su canoa y balanceando al viento el gran canto a mi Toas.”