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Isla de Toas y la promoción turistica
Isla de Toas: Gracia insular
A simple vista se divisa desde el muelle de San Rafael de El Moján. Sus cerros de roca caliza es lo primero que la vista conquista desde lejos; mientras la lancha se acerca, la vegetación xerófila, donde se alzan cujíes, cardones y gigantescas matas de coco y palmeras. Desde adentro se aprecia el pueblo con sus pequeños espacios públicos, tranquilos, además de refrescantes playas, sientala paz que sólo se quebranta con el sonido que emiten los motores de las lanchas y las canoas que llegan hasta el atracadero de isla de Toas, un modesto y gentil pueblo situado en el municipio insular Almirante Padilla.
Es relativamente pequeña en comparación con las de San Carlos y Zapara, sin embargo, posee atractivos naturales y turísticos que pueden capturar la atención de cualquier visitante. Como en casi toda zona costera, el principal sustento de vida de los lugareños es la actividad pesquera, pero las playas, licorerías, las galleras y pequeños abastos o quincallas abundan. La mayoría de la población se concentra en El Toro, que es su centro neurálgico ya que allí está la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, la Plaza Bolívar y a sus alrededores fruterías, abastos, licorerías, carnicerías y puestos de teléfonos ambulantes. Para llegar a éste y a otros sectores, desde el muelle se tiene que tomar una camioneta de la denominada Ruta Turística, nuevas, cómodas, con aire acondicionado y llevan a los pasajeros hasta cualquier punto de la isla, a un precio económico. En los 22 kilómetros cuadrados de la isla, se encuentran yacimientos de roca caliza que son explotados por cuatro canteras, con la finalidad de fabricar materiales de construcción. Cemento, granzón y cal, salen de ésta, generando empleo a los lugareños que habitan en los caseríos El Toro, Las Playitas, El Carrizal, El Tapón, Las Malvinas, La Sierrita, Los Médanos, Las Cbeceras, Fuego Vivo, El Campamento, El Toro. Indagando en el pasado Los primeros en extraer la roca caliza de la isla con la finalidad de hacer construcciones fueron los españoles, quienes las utilizaron para edificar el castillo de San Carlos y la fortaleza que permanece bajo tierra en Zapara; también en el casco histórico de Maracaibo hay casas e iglesias que se construyeron con la piedra extraída de la isla, como la Catedral, la Casa de la Capitulación y la iglesia Santa Bárbara. Según el historiador, profesor y habitante de la isla, Amado Pereira, el nombre de Toas se lo confirieron los indígenas que inicialmente habitaron esas tierras insulares.Explica que la etnia Los Aliles, que fue la que conformó las tribus Toas y Zapara llamaron a las isla To hú que significa mi ojo en su lengua. La razón es porque la isla posee montículos, desde donde se podían avistar piratas y embarcaciones desconocidas. Para los primeros habitantes, era la parte más alta que se encuentra en la entrada del golfo con el Lago de Maracaibo. Entonces, por medio de señales de humo, se comunicaban las tribus entre las islas de Toas y Zapara para advertir que se acercaban enemigos. Para bañarse, comer y hospedarse Isla de Toas posee playas muy tranquilas, ideales para pasar un excelente día en familia. Como muestra de ello están varios balnearios en donde además de bañarse, el visitante puede comer, jugar dominó, bolas criollas y dormir. Por ejemplo, está el centro turístico La Almeja, que lleva 30 años de existencia y está ubicado en el caserío El Carrizal. Allí también se puede hospedar. Posee siete cabañas, todas con baño, televisión y aire acondicionado, además de un restaurante de comidas criollas muy variadas, pero su especialidad es el pescado frito. Las cabañas tienen un costo de Bs. 50 Bs. F. por día y se recomienda llamar para reservar con anticipación; sus teléfonos son: 0416-0168224 y 0416- 2227000. Pregunte por Gerardo o Miríam Almarza. Otro tranquilo balneario es la Playa Yubiana (antiguo cachito) , ubicado en el caserío Las Playitas. Allí puede llegar y disfrutar de su playa, el restaurante y si le provoca, quedarse hasta el otro día, puede hacerlos en sus equipadas cabañas a precios muy accesibles (Bs. 50 Bs. F. Allí cuando la playa empiece a surtir efecto en el estómago, podrá degustar ricos platos como la almeja en coco, el mojito en coco, pescado frito (corvina, lisa y carite), además de parrillas, sopas y servicios de camarones. Abre sus puertas todos los días, a partir de las 9.00 de la mañana hasta la 10.00 de la noche. Si el visitante llega, se baña, come y disfruta, los encargados del centro son Ricardo Almarza (callo) y su esposa Ana Para que vaya Para llegar a Toas es necesario trasladarse hasta el muelle de San Rafael de El Moján y tomar una lancha por 2 Bs. F. que lo llevan en 10 minutos. Durante el trayecto se pueden observar a cierta distancia, los inmensos y frondosos de manglares que en sus adyacencias se encuentran.
Virgen de Lourdes Patrona de la Isla de Toas
11 de febrero del 2009
el sacerdote Carlos Reyes encargado de la parroquia isleña informó que en la festividad se realizaran también desfiles con la participación del estudiantado isleño y actuación de la banda show de la Virgen de Lourdes. Así mismo el día 10 víspera del día de la Virgen, Maragaita y otros conjuntos musicales le cantarán a
Videos de canto a mi Isla de Toas
Levi Parra
Desde niño navegaba en canoas y piraguas caleras a Maracaibo y Sur del Lago y a pesar de su precaria educación obtenida de maestros de banco y mesones de la época y de su propia madre, cultivó la lectura de autores como Julio Flores, Pérez Bonalde, Udón Pérez, José Ramón Yépez y otros poetas en boga para entonces, lo que fue convirtiéndolo en un autodidacta, como la mayoría de su generación. Recorrió varios estados del país y algunos lugares fuera de Venezuela (Aruba, Curazao, Colombia) dando rienda suelta a su inspiración, a su voz y a su pluma; creando bellos versos, poemas, bambucos, décimas, pregones, guasas y otros estilos de canciones que expresan lo vigoroso y a la vez romántico de su verso y poesía, dedicada magistralmente al paisaje, al amor y sentimiento por nuestra tierra natal, Isla de Toas. En Aruba escribió “Isla de Toas”: gran inspiración al amor por su terruño, recordación que sale de su alma con tristeza por encontrarse lejos, pero que al cerrar fuerte sus ojos la siente mas cerca y la ve mas junto a él, tal como lo expresaen este tema. En su “Canto a mi Toas”, escrita en Maracaibo, Leví Parra describe con un sentimiento y fuerza que llega al alma, el paisaje isleño en todo su esplendor y elocuencia de pueblo pesquero y tropical; esta pieza interpretada magistralmente por la melodiosa y bella voz de Víctor Alvarado, ha quedado como un himno en el sentimiento zuliano y de Venezuela, de esta hermosa Isla de ensueño: TOAS. “Cinco años” la escribe en
Quienes conocimos a Leví Parra de cerca, siempre lo recordaremos luciendo su indumentaria tradicional de Flux, camisa y zapatos blancos, corbata de hayaquita y sombrero de pajilla y con su cuatro, brindando sus canciones, versos y poemas llenos de inspiración y sentimiento hacia el amor a su patria chica Isla de Toas.
El 21 de noviembre de1961 cuando apenas contaba con 58 años envuelto en la pobreza y el olvido, la tuberculosis pulmonar acaba con la vida de este bardo isleño en el Hospital Antituberculoso de Maracaibo.
Como tributo de su tierra y todos sus habitantes, se construyo una plaza en su honor, en el caserio Las Palmitas donde nació y vive por siempre en el corazón de los Toenses.
Municipio Almirante Padilla
Municipio Almirante Padilla
Capital el toro
Alcalde: Ildebrando Ríos
el Manantial de el Manzanillo
En la Isla de Toas entre la Cantera del Norte y el Taparo, se encuentra " El manatial del Manzanillo donde el agua brota de manera natural al pie del cerro.En el pasado servía para el consumo humano y para la fabricación de tela y ladrillo . El general Vicencio Pérez Soto, presidente del estado Zulia en ese entonces, visitó el lugar y ordeno la construcción de uos muretes de concreto que sirvieran de protección y amacenamiento para este reservorio de agua. esta construcción aun existe, pero por concesiones otorgadas por el Consejo de Mara la vida de este histórico manantial estuvo en peligro de ser destruido por la explotación de Piedra Caliza, característica d ela isla. El alcalde del municipio Almirante Padilla para 1992, El sr. Alciro Pereira Parra, contrató los servicios del escultor italiano Gionni Vitti Doloroso, con la finalidad de esculpir una imagen de 3 metros de altura de la Virgen Maria para colocarla en el cerro, en una gruta natural.
El motivo de la medida tomada por el alcalde fue la de proteger el manantial y construir en él un campo de recreación y de recogimiento espiritual. Esta obra no fue ejecutada, pero allí está la idea... hoy en día la zona esta siendo equipada para la práctica de Escalada en Roca esto contibuye más a la conservación de este secreto toense y nos acerca a la construcción del parque.
El Torreon de Zapara
El Torreon de Zapara
Interinamente, se construyó un fuerte a 130 varas del Castillo de Santa Rosa de Zaparas, que estuvo en servicio por unos doce años.
La inclemencia de las olas había acabado con casi toda la estructura del Castillo, así que se construyó otro castillo que esta vez llevaría el nombre de Nuestra Señora del Carmen y Santa Rosa de Zapara, que probablemente haya sido abandonado poco antes de la Independencia.
Morgan y Pedro El Picardo tomaron el primer Castillo que se edificó en Zapara, y fue allí donde después se enfrentaron a las tropas españolas, aunque finalmente los piratas lograron salir fuera de la barra del lago de Maracaibo, cargando con los botines del saqueo a Maracaibo.
En Zapara estaba apostada la escuadra española que se enfrentó a su igual patriota comandada por el Almirante Padilla, que dio a Venezuela el triunfo definitivo de Independencia en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.
Reconstruido y medianamente restaurado sólo quedan algunos vestigios del Castillo de Nuestra Señora del Carmen y Santa Rosa de Zaparas, desde cuyo torreón se siente la misma brisa imponente de las aguas donde se selló nuestra independencia.
Castillo de san Carlos
Castillo de San Carlos de la Barra Esta fortificación se edificó en el siglo XVII para proteger y guarecer la entrada a la Barra de Maracaibo, una de las principales y estratégicas ciudades de la región por la facilidad de acceso que ofrece a las ciudades de los Andes. Durante este período, los ataques e incursiones de piratas y corsarios eran muy frecuentes, razón por la cual las principales ciudades contaban con sus mecanismos de defensa. El Castillo de San Carlos de la Barra es un castillo ubicado en el estado Zulia, Venezuela. Fue construido en el siglo XVII en la entrada de la barra de Maracaibo para proteger el paso que conecta el Lago de Maracaibo con el Golfo de Venezuela. En la epoca en que se construyo Maracaibo había sido atacada y saqueada varias veces por piratas.
En 1823 el castillo que se hallaba ocupado por los españoles fue atacado y ocupado por la escuadra patriota comandada por el Almirante José Prudencio Padilla en lo que se conoce como el Forzamiento de la Barra de Maracaibo y que permitiría a la escuadra patriota entrar al Lago y enfrentarse a los españoles en la Batalla naval del Lago de Maracaibo.
El castillo siguió siendo usado para usos militares aun cuando ya se encontraba obsoleto para mediados del siglo XIX. Durante el bloqueo naval impuesto por las potencias que reclamaban el pago de la deuda, los alemanes trataron de forzar la barra el 21 de enero de 1903 con los cañoneros "Viñeta" y "Panther" pero fueron repelidos por las baterías del Castillo comandadas por el General Jorge Antonio Bello.
Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez el castillo fue usado como una prisión para sus adversarios políticos.
En 1965
El Castillo de San Carlos fue declarado Monumento Histórico Nacional. Este histórico lugar, que constituye una joya de la arquitectura militar colonial, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1965. Actualmente está recuperado y ofrece al visitante la información necesaria para que conozca los hechos interesantes que allí se vivieron. Dirección: Al norte de Maracaibo, vía San Rafael del Mojan. Municipio Almirante Padilla en la isla de san carlos Se puede acceder tomando la lancha o el ferry a la Isla de San Carlos. Igualmente, se puede llegar con carro con doble tracción por la orilla del Lago desde Caimarechico.Isla de Toas Donde Nacio el Nombre de Venezuela
La historia oficial está hecha de olvidos, evasiones y no pocas mentiras। Una corriente historicista borró del nombre de Venezuela los rasgos localistas e impuso una visión abstracta, irreal, fantástica. Fue más fácil pensar en Américo Vespucci y en la Pequeña Venecia, que en el Bachiller Martín Fernández de Enciso. Para todos, el nombre de Venezuela nació en el Lago de Maracaibo, pero las versiones difieren: unos afirman, con los cronistas del siglo XVI, que nació de la nostalgia y la imaginación de Américo Vespucio, otros que viene de una voz indígena, “veneciuela”, y que así apareció en el que a la postre contendría el primer mapa de Venezuela, el portulano o Carta Universal de Juan de la Cosa.
La versión oficial
La historia que todos conocemos la contó, entre otros, el cosmógrafo-cronista Juan López de Velasco: “Llamóse esta provincia Venezuela por la similitud que tiene con Venecia una población que está en medio del Lago de Maracaibo, puesta sobre el agua, encima de una peña llana”. Fray Pedro de Aguado, por su parte, así la refiere: «Y pareciéndoles a los españoles que por habitar estos indios de este lago en el agua de la forma que he contado eran en alguna manera semejantes a los moradores de Venecia, pusieron por nombre a la Provincia Venezuela». Todos los que manejan esta versión aseguran que en la expedición comandada por Alonso de Ojeda venía el florentino Américo Vespucio, el mismo que le dio el nombre al continente entero: "Encontramos una población –escribió éste- fundada sobre el agua, como Venecia; eran cerca de 44 habitaciones grandes, en forma de cabañas, sostenidas sobre palos muy gruesos, con sus puertas de entrada a manera de puentes levadizos, y de una casa se podía ir a todas, pues los puentes levadizos se tendían de casa en casa".
La historia la escriben los vencedores
Esta historia tiene razones para ser la más contada, entre ellas, porque responde a una forma de vernos y de ser vistos europea o eurocéntrica. Lo dijo claramente Arturo Úslar Pietri: “La Venezuela que poseemos y conocemos comienza por ser una realidad vista desde fuera”. Además, el nombre y el que nombra son como uno solo. Otra razón proviene directamente del proceso de conquista y colonia. En efecto, el conquistador nombra y al nombrar posee, por eso cuenta a sus dominados su versión de la historia, que el dominado confunde por las buenas o las malas con la suya propia y a la que termina por rendir veneración y proteger con celo. En nuestro país el maestro de escuela repite a veces con candor y sin saberlo a Fray Pedro de Aguado, a Juan López de Velasco o a Arturo Úslar Pietri, cuando éstos afirman que el país lleva el nombre que le puso un florentino enamorado de su tierra, sin saber que esa versión justifica el desarraigo, el surgimiento de una identidad nacional equívoca, semilla de la globalización y el neoliberalismo y caldo de cultivo para una nación donde el expolio será aplaudido. Es la versión que nos enseñó a mirar con ojos de futuro hacia Europa y hacia el Norte y a nosotros y a lo nuestro con desdén. Sería “Venezuela” un nombre sin referente cierto, una frase feliz que hasta el mismo Vespucio olvidó, una palabra que despuntó entre otras como un milagro, una sorpresa, una revelación. Esta es la versión de la Venezuela letrada, la de los intelectuales más preclaros, los criollos que construyeron un país donde el indio y sobre todo el mestizo aparecen como un accidente genético, una mezcla confusa que hace detener y echar atrás los avances del progreso.
La otra historia
Jiménez Maggiollo (Maracaibo, 1929) afirma que el único veneciano que venía en la expedición de Ojeda era un oscuro Nicolás y no el famoso Américo Vespucio. Quien sí venía, y pocos nombran, era el Bachiller Martín Fernández de Enciso, autor de la “Suma de Geografía”, el primer libro impreso que habla del Nuevo Mundo. Allí cuenta que, del Cabo de San Román, navegando en el golfo, llegaron a un sitio cerca de tres islotes, y que entraron en otro golfo pequeño y “allí cabo cerca de la tierra está una peña grande que es llana encima della. Y encima de ella está un lugar o casas de indios que se llama Veneciuela.” Juan de la Cosa (Santoña, España 1460 h. – Turbaco, América 1510), que iba en la histórica expedición, al apuntar este nombre lo hace con la “ç” o cedilla que se usa para Curaçao y que nosotros castellanizamos con la zeta. El nombre de nuestro país surgiría entonces de la conjunción de la ortografía castellana y de un espacio y una voz indígenas. El antropólogo e historiador Emanuele Amodio (quien reside en Venezuela desde 1987), concluye en su trabajo de investigación “El lago de los sueños. El Lago de Maracaibo en la cartografía y cronistas tempranos (1499-1540)”, publicado en la Revista de Ciencias Humanas y Sociales en enero de 2005, que sólo pudo ser en 1502 y no en 1499, como reza la versión oficial, cuando Ojeda navegó por el lago al que llamó San Bartolomé por extensión del puerto que localizó y nombró en el primer viaje, un 24 de agosto. “De hecho, dice, si en el primer viaje hubiera llegado por lo menos a la isla de Toas, se hubiera percatado de que el agua se volvía dulce y, por ende, que se trataba de un lago o de un grande río, como ya había sucedido a Colón en el viaje al delta del Orinoco.” Amodio responde, además, a una frase del Hermano Nectario María (Hyelzas, Francia 1888 – Caracas 1986) que denota la imprecisión y la precariedad del onomástico que ahora recordamos: “Visto que el sitio de Veneciuela se hallaba, según la carta de la Cosa, inmediato a la Barra, apuntamos la particularidad de que probablemente el descubrimiento de Veneciuela y el del Lago de Maracaibo coincidieron en el mismo día, el 24 de agosto de 1499”. Tiene razón Amodio: ¿sobre un “probablemente” es responsable sostener y celebrar el resabio de una “fecha histórica”? Otro que desacata la versión oficial es el escritor toense Alciro Pereira Parra (Las Palmitas, 1941) en su libro “Historia viva del Municipio Almirante Padilla” (2002), en el que sostiene que no fue Zapara, isla formada por médanos movedizos, la peña grande avistada por la expedición de Ojeda como lo reafirma el Hno. Nectario María, sino precisamente Isla de Toas, la parte más sobresaliente del Lago y que en lengua paraujana se nombra “Mi ojo”. De modo que sería esta isla, rica en piedra caliza y arrasada y olvidada como lo fue la Cubagua de las perlas y durante todo el siglo XX la Costa Oriental del petróleo, la simiente y raíz del nombre de la Patria.
516 años de resistencia indigena
Resulta misterioso, como todo fruto del lenguaje, que entre los nombres haya logrado despuntar “Venezuela”, la voz indígena. Una versión mestiza queda sugerida: en la palabra “veneciuela” resonó el viejo mundo. No sólo un nombre metonímico producto de una visión aislada y europea que nombra lo desconocido a partir de lo que conoce, sino una voz nueva (para el idioma de los conquistadores) que se abrió a los recuerdos de Europa, aunque también, pese a los esfuerzos de los historiadores amantes de los tiempos de la Colonia, a la memoria que sobrevivió al genocidio, la explotación y el olvido. Como si ya desde el solo nombre el país portara el signo de la resistencia. Mas de tres siglos de explotacion en isla de toas “La Corona española –nos cuenta- ordena a los alcaldes ordinarios Gaspar de Parra y Argüello que describan el Lago de Maracaibo. En esa descripción, ellos dicen que al norte de la laguna está una isla que los nativos llaman To’u (Isla de Toas), donde hay piedra caliza que muy bien se puede extraer para hacer edificaciones más sólidas y proteger la laguna; eso fue en 1529. Pero vienen finalmente a explotar los cerros en 1643, para mí la fecha de fundación del Municipio. Entonces ordenan al español Diego Espina hacer caleras en las riberas de la isla y comenzaron a explotar los cerros, aunque ya se había dado a explotar una parte por orden del Virreinato de Santa Fe de Bogotá a una familia que se introdujo en Maracaibo, y viendo ellos la necesidad de hacer un hospital construyeron lo que sería el Hospital Central, al lado construyeron La Ermita de Santa Ana, ese fue el primer pedazo que le quitaron a los cerros de Isla de Toas. Estoy hablando del año 1608. Luego, donde está hoy el edificio de la Caja de Ahorro de los Educadores, frente a la plaza Bolívar, estaba el cementerio de niños que también fue hecho con tierra de acá, y al lado, donde está el restaurante Las Palmas, estaba el cementerio de adultos. Todo eso fue demolido. Con los cerros, en 1610, construyen la Catedral. Antes se había construido la de Cristo de Aranza, que es la más antigua. Pero la verdadera explotación comenzó en 1643 con Diego Espina cuando empiezan a extraer la piedra para la construcción de las cinco fortalezas que se levantan en Zapara, para las dos en San Carlos, y para todas esas construcciones de la Colonia que tienen ustedes en Maracaibo, en los Puertos de Altagracia, en el Sur del Lago, en Gibraltar, en Mérida, en Trujillo, porque las piraguas llevaban cal y piedra hacia los puertos de La Ceiba y Gibraltar”.
Un símbolo de la destrucción “Yo digo que nosotros tuvimos una maldición, porque los españoles no dejaron aquí ninguna obra colonial. Lo único fue lo que yo llamo el símbolo de la destrucción: un horno de cal. Todo lo repartieron a otras partes y es lo mismo que está ocurriendo ahora con las compañías que están explotando la piedra. Todo este producto que ustedes ven allí en Maracaibo, no solamente de la Colonia, sino también de la época republicana, hoteles como el Granada donde cantó Carlos Gardel, en todas esas edificaciones que ustedes ven ahí, la construcción es diferente a la actual, y es porque están hechas con lo que se llama hormigón. ¿Qué es el hormigón? una mezcla de cal, arena y agua. Y entonces esa cal llevada a los puertos de Maracaibo era más resistente, ese hotel que está ahí en ruinas y que debían recuperar, está viejo pero no agrietado, todas las construcciones de ahora se agrietan, entonces yo le estoy diciendo a mi esposa, vamos a hacer nuestra casa de hormigón, cal y arena, como hacían los españoles. Nos dejaron, pues, el símbolo de la destrucción, el horno de cal. Aquí solamente quedan tres, dos en el caserío Las Palmitas, de 1845, y uno en El Toro, el más antiguo, que data de 1840.”
Victor Alvarado
Entrevista que le hiciera el periodista Jose Javier leon El cantor de la isla
El 28 de diciembre de 1938 nació este hijo ilustre de Isla de Toas. Merecedor de numerosos reconocimientos, acaso tenga el mejor de todos: el cariño de su pueblo. Durante más de cuarenta años de carrera artística ha sido fiel exponente de la música zuliana, de la danza, la contradanza, el bambuco. Cantó boleros e incursionó en la gaita. Pero sobre todo, conserva intactos la risa, el amor a la vida y el calor de la amistad.
Soy Víctor Alvarado Vílchez
Yo quería ser médico
Empezó la música
El Cantor de la Isla
La Billo’s
Grupo Palmarital
Yo no miraba el dinero
En una velera un marinero a solas